¿Alguna vez has soñado con cultivar tu propia comida o tener una granja? ¿Te brillan los ojos cuando alguien habla de su huerto? Aunque muchos de los aspectos de un estilo de vida decorado con pajares y caballos puede que estén lejos de tu alcance, una parte de este sueño resulta muy factible: cultivar tus propios alimentos.
La horticultura de interior existe desde hace tiempo. La hidroponía y la horticultura sin tierra se remonta a los Jardines Colgantes de Babilonia, mientras que cultivos de interior con tierra tiene una historia aún más antigua. Desde que los seres humanos tenemos un techo sobre nuestras cabezas, hemos encontrado formas de cultivar nuestros alimentos en interiores. Además, empezar resulta muy sencillo, incluso aunque seas un absoluto principiante.
Puedes cultivar una gran variedad de alimentos en interiores, incluidas zanahorias, jengibre, col rizada y tomates. Todas estas plantas requieren un suelo bien drenado y mucha luz solar, por lo que necesitarás una ventana que mire al este o al sur. El exceso de agua no es un problema, todas estas plantas utilizan grandes cantidades durante su proceso de crecimiento. Una buena forma de empezar es con tomates, aunque también necesitarán algo dónde apoyarse al crecer. Compra unas cañas en alguna tienda de jardinería y átalas con una cuerda para hacer una estructura parecida a una tienda. En cualquier tienda de jardinería o supermercado local encontrarás las semillas de la mayoría de los alimentos que se pueden cultivar en interiores.
Si no quieres cultivar a partir de semillas, deja que te hablemos de una planta de interior que aparece en muchos platos, tés y postres: el limonero. Esta maravilla cítrica crece muy bien en interiores, pero tarda mucho tiempo si se planta desde semilla. Por eso muchas tiendas de plantas venden versiones mini, específicamente seleccionadas para interiores y con frutos más pequeños. ¡Muy útil si tienes una cocina reducida! Pon uno en un lugar soleado y riégalo con frecuencia para disfrutar de tus propios limones orgánicos. El dinero no crece en los árboles, pero los cítricos de calidad gourmet sí.